CLISPER. Perchas para entutorado de cultivos
Diseño de un sistema de entutorado mediante perchas de descuelgue para sujetar el tallo de la planta en invernadero.
Proyecto de innovación “Hanger Clisper Tomate y bobinadora”.
En el cultivo del tomate, el marco de plantación se establece en función del porte de la planta, que a su vez dependerá de la variedad comercial cultivada. De este modo, la densidad de plantación suele estar alrededor de de 2 plantas/m2.
Una vez determinada la densidad de plantación, se establece una estrategia en cuanto a poda de formación, que es una práctica imprescindible para las hortalizas de crecimiento indeterminado.
Esta labor cultural se realiza a los 15-20 días del trasplante con la aparición de los primeros tallos laterales, que serán eliminados, al igual que las hojas más viejas, con el objeto de conseguir una estructura vegetativa de la planta que favorezca la producción y además mejorar la aireación del cuello de esta. También se determinará el número de brazos (tallos) a dejar por planta. Son frecuentes las podas a 1 o 2 brazos..
Los tallos o brazos de la planta del tomate no se mantienen erguidos, de modo que para mantenerlos de forma vertical, y poder así aprovechar la radiación y facilitar las labores culturales, se aplica la técnica del entutorado, que facilitará la calidad y cantidad de fruto, y el mejor control de enfermedades.
Esta técnica consiste en sujetar el tallo de la planta mediante un hilo o cordel que suele ser de rafia (polipropileno o similar), de modo que un extremo del hilo está situado en la parte basal de la planta (sujeto mediante clips) y el otro extremo está sujeto a un tejido horizontal de alambres situado en el interior del invernadero (“emparrillado”) a una altura variable del suelo dependiendo del tipo de invernadero, mediante una percha CLISPER de descuelgue.
Una vez que la planta ha llegado al “emparrillado”, con lo sistemas clásicos, se guía para que se descuelgue por el alambre en dirección al suelo, lo que le origina una hipertrofia al tallo que impide la normal circulación del flujo de savia, que se traduce en mermas de producción.
Otra posibilidad es que la planta vaya creciendo horizontalmente sobre los alambres del emparrillado, lo que origina un exceso de vegetación, falta de luminosidad, foco de plagas y enfermedades, así como, disminución de calidad.
Por tanto una u otra practica cultural no aseguran el crecimiento de la planta de manera que garantice la correcta formación de esta y de los frutos.
La mejor opción en estos casos es bajar la planta descolgando el hilo, para lo que se utilizan “perchas”, que tienen enrollado el suficiente hilo como para descolgar la planta durante todo el ciclo de cultivo.
De esta forma la planta siempre se desarrolla hacia arriba, recibiendo el máximo de luminosidad, por lo que incide en una mejora de la calidad del fruto y un incremento de la producción, ya que podemos alargar el ciclo de cultivo.
Socios
- Novagric (Novedades Agrícolas, S.A.)
- Universidad de Almería
- Centro de innovación tecnológica de la Junta de Andalucía
Financiación
Proyecto financiado con fondos CDTI
Categorías
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